Cuando las personas migran, se viven diferentes fases en el proceso de adaptación. Una de ellas es el choque cultural, etapa que se presenta cuando la persona se siente desorientada ante una actividad, lugar, integrantes y hábitos que son distintos de los que solía conocer. Acá revisaremos cómo lidiar con ello y qué podemos hacer para sentirnos a gusto en una nueva ciudad.
De las recientes cifras entregadas por las Naciones Unidas, 1 de cada 30 personas es migrante. Al 2020 las cifras a nivel mundial arrojan que 278 millones de personas están viviendo en migración. Se espera que estas sigan creciendo, debido a los recientes conflictos geopolíticos, el escenario inflacionario y el cambio climático.
Durante la migración, se viven diferentes fases en el proceso de adaptación y una de ellas es el choque cultural. Una etapa que se presenta cuando la persona se enfrenta a una actividad, lugar que son nuevos y donde sus integrantes y hábitos son distintos y nuevos a los que solía conocer. Esto produce un cierto sentido de desorientación, puesto que las señales y códigos que antes nos guiaban en cómo relacionarnos o responder a ese sistema, dejan de ser familiares.
Podríamos decir que inmediatamente después del entusiasmo inicial de viajar y llegar a la novedad, el choque generalmente sucede a la hora de lidiar con los aspectos reales y burocráticos de insertarse en la nueva cultura. Adicionalmente, puede resultar aún más desafiante si la inserción envuelve el aprendizaje de un segundo idioma.
Los clásicos síntomas de esta fase envuelven frustración, incomodidad, nostalgia, aislamiento, irritabilidad, sentido de urgencia, cuestionamiento y falta de seguridad, entre otros.
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Crea un espacio que sientas como tuyo
Cuando dejamos nuestro país, nos vamos con lo indispensable. Sin embargo, traer contigo algún elemento que te haga sentir más en casa siempre es bienvenido a la hora de hacer un nuevo hogar. Alguna foto, un pequeño objeto o símbolo puede hacer una gran diferencia a la hora de crear un rincón que te resulte familiar. Volver a ese espacio siempre se agradece cuando las cosas se sienten muy intensas afuera.
Ten la mente abierta
Estar abierto y receptivo, en una postura de curiosidad, puede ser muy ventajoso para ir sorprendiéndote con lo que el nuevo lugar puede ofrecer. Aceptar invitaciones, probar nuevas comidas, participar u observar las culturas y tradiciones locales, siempre cuidando tu descanso y niveles de energía.
Explora
Disfruta y recorre con esos ojos de turista que solo se dan cuando conoces un nuevo lugar. Usar el transporte público, caminar por diferentes barrios con tu cámara, o visitar un punto nuevo cada vez, que ¡incluso puede ese café a la vuelta de la esquina! O quizás calles que sorprenden por sus colores o arte callejero y que harán una hermosa foto del momento para compartir con tus amigos o familia.
Desafíate: Ten siempre un proyecto en mente.
Ya sea aprender una receta local, practicar el idioma local yendo solo a comprar cosas y aprender nuevas frases, son cosas que te van manteniendo ocupado al mismo tiempo que te hacen ir abrazando cada día más la nueva cultura en la que estás insertando. Pequeños avances, cada vez, te darán una sensación de logro y progreso que es muy saludable para lidiar con el estrés y la incertidumbre de los primeros meses.
Recuerda que experimentar el choque cultural es parte normal de insertarnos en una nueva cultura, la mayoría de las personas viven esta etapa y en general solo dura entre unas semanas o un par de meses. Mientras mejor entiendas sus síntomas, mejor podrás prepararte para sortear esta etapa lo mejor posible y comenzar a disfrutar y visualizar las oportunidades que la nueva casa ofrece.
Si quieres acompañamiento psicológico durante este proceso, estaré feliz de vivirlo contigo. Puedes agendar una sesión aquí a la hora y el lugar que más te acomoda, directamente en www.psyalive.com.
*Ref: U. of Wollongong Australia