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¿Cómo saber si seré buen papá?

¡Quiero ser papá!

Dentro de los grandes cambios paradigmáticos del siglo XXI se encuentra el repensar y redefinir la masculinidad. En el gran espectro de cuestiones que se ven afectadas por este cambio está la paternidad. Buscando bibliografía nos podemos encontrar con lo novedoso del tema: con solo googlear, vamos a ver que hay muchísimo escrito sobre maternidad y mandato, pero no pasa lo mismo con la paternidad.

Es que preguntarse sobre el deseo de ser padre es algo un poco más novedoso. Antes la paternidad caía como mandato o sorpresa (o no caía), y el hombre, en muchos casos, ni siquiera formaba parte activa de esa decisión por diversas cuestiones que no vamos a desarrollar acá. Pero hoy la dinámica afortunadamente cambió y nos encontramos con muchos hombres en el consultorio que se cuestionan sobre su deseo de ser padres, más allá de la pareja o partir de una pareja.

Preguntarse sobre las ganas de hacer cualquier cosa es, en sí mismo, una tarea bastante trabajosa. En este caso en particular, cuando hablamos de paternidad, una vez que se logró descifrar si el deseo está o no, se suma un nuevo desafío que puede ser vivido de manera angustiosa: “Ahora ya sé que quiero ser padre, pero no sé cómo hacerlo: ¿puedo ser un buen papá?”.

En la respuesta a esa pregunta, cada futuro padre puede recorrer o recordar los modelos de paternidad que tuvo cerca. Lo difícil de este proceso es que, debido al cambio de paradigma del que hablábamos, puede pasar que ninguno de los roles paternos que esa persona tuvo cerca haya cumplido de manera satisfactoria con todo lo que hoy se espera de un buen papá con todas las letras.

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Hace algunos años las funciones del padre estaban mayormente reducidas al rol de proveedor, de reconocimiento identitario y de puesta de límites. Hoy nos encontramos con que el rol se complejizó -de la misma manera que ocurrió con el de madre– y las funciones se han ampliado, incorporando la ternura, el cuidado, el acompañamiento escolar, etc. Y acá es donde aparece el quid de la cuestión: el mito de que “el hombre no sabe cuidar”, o que el hombre no es empático, o que las emociones son terreno puramente femenino, puede paralizar.

¿Y qué hay del rol materno?

Las mujeres contamos (para bien y para mal) con décadas de ejemplos de lo que significa ser una buena madre o una madre suficientemente buena. Hemos visto a nuestras madres u otras ejercer tareas de cuidado, ternura y acompañamiento emocional. Si no lo experimentamos en nuestra propia familia, seguro contamos con algún ejemplo cercano o incluso cinematográfico de lo que se espera del rol. Sin embargo, para los hombres es un poco más difícil encontrar roles que sirvan de modelo, y ahí es donde las preguntas que surgen pueden paralizar, confundir o angustiar “¿Cómo es un hombre tierno? ¿Cómo se es empático? ¿Voy a ser capaz de calmar a mi hije cuando llore o eso es algo que hace una mamá? ¿Existe acaso un instinto paterno?”

Como consecuencia a estas preguntas, dentro de un trabajo terapéutico, lo que hacemos es construir una especie de “ideal de buen papá” para tener como rol de referencia a mano, antes de emprender la tarea de criar. Lo que no sabemos, se puede aprender. Y si no hay modelo para aprender, lo creamos.

En caso de que el tema de este artículo esté generando más dudas que respuestas, quiero compartir algunas ideas o tips para poder calmar solo por un rato la ansiedad del lector.

Tips para calmar tu ansiedad sobre la paternidad

  1. Tu duda es la duda de muchos: no hay un decálogo del buen padre, como tampoco lo hay para una buena madre.
  2. Las madres tampoco sabemos todo el tiempo lo que estamos haciendo.
  3. Si no tenés los recursos, podés desarrollarlos. Y los que no puedas desarrollar, podes buscarlos en otro lado: saber pedir ayuda a tiempo es ser un buen padre.
  4. La red en la parentalidad, en cualquiera de sus formatos, es esencial. ¿Estás pensando en tener un hije en pareja? Lo importante es la cantidad de competencias que suma el sistema familiar elegido: si te falta aprender algo, fíjate si tu pareja lo sabe. ¿Decidiste formar una familia monoparental? Busca esos recursos en tu red familiar o en amigos.
  5. Si no tenes una red para compartir la crianza, ármala. Tener con quién compartir dudas, consultas, momentos difíciles hacen de la crianza un proceso más ameno. Hoy hay muchas redes en Instagram y Facebook donde se comparten tips que te pueden servir. Ahí vas a descubrir que nadie tiene idea de lo que está haciendo, ¡ja!
  6. Criar es difícil: ya seas, criar a un ser humano es algo complejo, que demanda una pluralidad de recursos.
  7. No vas a ser perfecto: en algo te vas a equivocar.
  8. Cuando encuentres tu modelo ideal, va a llegar tu hije y lo inesperado de la crianza te sorprenderá.

Para terminar con este decálogo express del buen paternar, quiero aclarar: no hay una receta para ser un buen papá. Y si alguien te dice que la encontró, no significa que esa receta vaya a servir para el horno que tenés en tu casa. Lo importante es saber: ¿tenés ganas de ser papá?

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