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¿Nos justificamos para no cambiar? ; disonancia cognitiva

disonancia cognitiva

¿Nos justificamos para no cambiar?

Soy psicoanalista, y el último año dejé el continente para hacer mi doctorado en Italia. Esta experiencia me permitió relativizar mis puntos de vista, ampliar mis paradigmas y abrirme a conocer otras maneras de ver la psicología clínica. En uno de los cursos frecuentados se aplicó la teoría de la disonancia cognitiva a las elecciones alimentarias. Esta teoría en particular, a pesar de ser parte de un paradigma bien distinto al que sostiene mi práctica clínica en general, me abrió los ojos, me hizo sentido. Lo particularmente interesante es saber qué sucede en nuestra mente al hacer un tipo de elección alimenticia u otra. 

Varias veces me cuestioné en mi carrera ¿Por qué a la gente le cuesta tanto cambiar? 

Una vez que logran el cambio, ¿por qué no logran sostenerlo? Lógico que la teoría de las pulsiones Freudiana y el famoso Goce Lacaniano hasta el minuto podían explicármelo de manera profunda y lógica. Pero decidí desafiar la “adherencia al dogma” y conocer otras maneras de explicar lo mismo, la experiencia humana, ya que lejos de complicar las cosas como muchos analistas sostienen, creo que enriquece los contenidos. 

Me propuse en este artículo contarles acerca de una secuencia de artículos leídos y trabajados sobre la “disonancia cognitiva” en el contexto de la alimentación y nutrición pero me parece un concepto bien práctico y aplicable a muchas situaciones de la vida, no solo en el terreno alimenticio. En el estudio “Cognitive Dissonance in food and Nutrition- A conceptual framework” (Org, A; Ferrer, L; Mei-YenChan, 2016); Se busca Comprender cómo la disonancia cognitiva puede influir en las actitudes relacionadas con la alimentación y la nutrición, tanto positiva como negativamente.

¿Qué es esta disonancia cognitiva?

La disonancia cognitiva es un estado de malestar psicológico que el individuo experimenta cuando hay incoherencia entre dos o más cogniciones (Festinger, 1957). Recordemos que por cogniciones entendemos cualquier creencia, opinión, actitud, percepción o conocimiento sobre personas, objetos, preguntas y situaciones.

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Podemos decir que cuando un individuo experimenta este estado de malestar, trata de reducirlo cambiando una o más de las cogniciones incoherentes y tenderá a cambiar aquellas que son menos resistentes al cambio (es decir, las más débiles). Pongamos un ejemplo: el famoso “el lunes comienzo la dieta”: llega el lunes y sales cansado, con hambre del trabajo y pasas delante de un seductor cartel exhibiendo una hamburguesa. Lógicamente esas hamburguesas te encantan, ya lo sabes porque las has comido antes (cognición n.1). La congnición n.2 te recuerda que te propusiste comer más sano porque quieres recuperar tu salud y tu peso. Y en este proceso de elegir la “cognición ganadora” y callar a la cognición más débil intervienen dos aspectos: por un lado el cognitivo, la lucha intelectual entre estas dos ideas, y por otro lado el aspecto afectivo.

Quiero hacer hincapié en la importancia y la necesidad de la coherencia cognitiva (es decir, los vínculos lógicos entre los elementos cognitivos) en los individuos. La situación de inconsistencia/consistencia cognitiva produce un estado psicológico de tensión y/o decepción, y es precisamente esto lo que lleva al individuo a cambiar actitudes para mitigarlo. Este estado psicológico de tensión e incomodidad representa la dimensión afectiva (Harmon-Jones, 2002).

¿Se han puesto a pensar que su insatisfacción en el trabajo, o en otros ámbitos de tu vida puede ser producto de una guerra interior de esta índole?

Lógicamente no todas los pensamientos o creencias que tenemos sobre las cosas son de carácter consciente, y ahí es donde tenemos un buen desafío y es conocerlas. Al parecer, los paradigmas psicológicos que  dicen ser tan contradictorios no lo son después de todo, ¿verdad?

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Referencias bibliográficas:

  • S.J Ong Andy, J. Frewer Lynn, Mei-YenChan (2016). Cognitive Dissonance in food and Nutrition- A conceptual framework. Trends in Food Science & Technology (EU) Volume 59,  Pages 60-69.
  • Brock, T. C., & Balloun, J. L. (1967). Behavioral receptivity to dissonant information. Journal of Personality and Social Psychology, 6, 413–428.
  • Baumeister, R. F. (1998). The self. In D. Gilbert, S. T. Fiske, & G. Lindzey (Eds.), Handbook of social psychology (4th ed., pp. 680–740). Boston, MA: McGraw-Hill.
  • Freud, S. (1990). El yo y el ello (1923). Obras Completas, Vol. XIX, Buenos Aires, Argentina: Amorrortu.

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