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Justicia social y salud mental: ¿Cómo el contexto social afecta nuestra salud mental y la de nuestros hijos?

Siendo padre te habrás preguntado alguna vez, ¿cómo educo a mi hijo? Y como hijo habrás tenido que lidiar en algún momento con límites no comprendidos, con autoexigencias o presiones sociales. Ya lo decía Freud en “Totem y Tabú” y en “El malestar en la cultura”, para entrar en la cultura, para ser parte de un grupo social, nos exigen renunciar a muchos goces que generan diferentes malestares en cada sujeto.  

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Y son estos malestares los que en ocasiones nos llegan a las consultas psicológicas. Por ello, y como este domingo conmemoramos el Día mundial de la justicia social, hoy indagaremos en cómo funciona esto y qué podemos hacer para que criar con independencia del contexto social en el que crecemos. 

Lic. Sol Huilén Amato Soro – Psicóloga Psyalive 

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En muchos casos, los padres resuelven sus dudas sobre cómo criar a sus hijos basándose en su propia experiencia o en el ambiente social en el que se han desarrollado. Sin duda, hoy en día la sociedad ha cambiado a saltos agigantados y es en este contexto que los padres no saben cómo educar a sus hijos y trasladan los mandatos culturales a ellos sin siquiera cuestionarlos.  

Por otro lado, a la hora de hablar en el consultorio o en la terapia psicológica, el paciente traslada las reglas, normas enseñadas y los “porque es así” a las sesiones. Estos incluso suelen ser contradictorios, en algunos casos, con los deseos más anhelados. Por eso, para ayudarlos a entender que lo que te explican no es una realidad, sino que una creencia social, me gusta ocupar un método interactivo para ayudarlos a pararse desde afuera. 

En estos casos suelo usar un cuento que refleja muy bien estas crianzas sin cuestionar, donde se enseña solo lo conocido frente a un mundo desconocido. Uno en el que queda mucho por aprender, desaprender y reaprender.  

A mi entender, los “porque es así” son la fórmula de muchos malestares en nuestra cultura actual.  

Veamos cómo funciona esta dinámica con el siguiente cuento entonces:  

Un día, un hijo ve cocinando a su madre y pregunta:  

-“Mamá, ¿Cómo cocinas el pescado?” 

-“Bueno hijo, para cocinar el pescado hay que poner la cacerola con aceite en el fuego, preparas el pescado con algunos condimentos, le cortas la cabeza y lo metes en la sartén” 

-“Y… ¿Por qué le cortas la cabeza, mamá?” 

-“No lo sé hijo, así me lo enseñó tu abuela. Anda y pregúntale a ella por qué lo hacía así, y luego me dices” 

El niño va y le pregunta a la abuela:  

-“Abuela, ¿Por qué cuando le enseñaste a mamá a cocinar el pescado le dijiste que le corte la cabeza y luego lo meta en la sartén? 

La abuela se lo queda mirando extrañada y le dice: 

– “No sé. Así vi que lo hacía mi mamá y así lo aprendí. Pero ve a preguntarle a ella por qué” 

El niño con curiosidad va con su bisabuela y le hace la misma pregunta:  

-“¿Por qué mamá, la abuela y vos cuando cocinan el pescado le cortan la cabeza y luego lo meten en la sartén?” 

La bisabuela responde: 

 – “No sé por qué tu abuelita y tu mamá lo hacen, pero yo lo hacía porque hace muchos años las sartenes eran más pequeñas que las de ahora y el pescado no entraba entero. Es por eso que yo le cortaba la cabeza y luego metía el pescado a cocinar” 

Bien, ahora te pregunto a vos que estás leyendo este artículo: ¿cuántas veces te encuentras haciendo o repitiendo cosas sin saber por qué? 

Esto es muy común en todos, pero particularmente siendo padres. Sin embargo, replantear cómo criar a los hijos redefiniendo su estabilidad social es una responsabilidad.  

Por supuesto, criar tiene que ver con poner límites. No nos iremos al extremo de decir que un niño menor de edad puede decidir lo que quiere cuando quiere. Sin embargo, en los últimos años se ha comenzado a prestar atención a lo que el niño pide, quiere y necesita, mucho más que antes. 

Pirkei Avot explica en el Ben Sirá 31: “No limitéis la educación de vuestros hijos sólo a vuestros conocimientos, pues ellos han nacido ya en otro tiempo.” 

En este sentido, es necesario hoy en día prestar atención al mundo con el que se vinculan los hijos, brindando herramientas amplias para que puedan elegir, en un mundo donde la crianza tendrá que perseguir su propia lógica.  

Los límites a imponer como padres entonces persiguen la lógica de educar para que ese niño pueda vivir en su propio contexto social y desarrollarse como un adulto independiente. Y en esto, acompañarlos y estimularlos para lograr su adultez será el andamiaje necesario para que no se pierdan en el camino.  

De este modo, podría encontrarse una solución posible para que los hijos no crezcan sintiéndose limitados según la realidad de sus padres. Y, para que así mismo, puedan desligarse de escenarios que consideren injustos, confiados de que es posible cambiar el destino.  

Asimismo, será trabajo de cada uno en un espacio terapéutico realizar un recorrido experimental para que cada sujeto se encuentre con su ser en el mundo. Es decir, para encontrarse con sus deseos personales más allá de los “porque es así” inculcados. 

Te invito a apoyarte en la terapia para reencontrarte con tu propia realidad y tus propias creencias independientes. Haz clic aquí para agendar una consulta, si gustas. 

/Artículo editado del original para su comprensión en todo Latinoamérica. 

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