Según la OMS, a la fecha hay alrededor de 350 millones de personas diagnosticadas con cuadros depresivos. La depresión se caracteriza por una tristeza persistente, la pérdida de interés por cosas que antes te interesaban y por la incapacidad para llevar a cabo actividades cotidianas. No hay una causa única que la desencadene, sino que nos puede pasar a todos y hoy, en pleno siglo XXI, parece ser una nueva pandemia. Aquí revisamos por qué.
La depresión es el resultado de una suma de factores sociales, psicológicos y biológicos. Según su complejidad, requiere de tratamiento combinado con psiquiatra y psicólogo/a.
Hay un concepto proveniente de las teorías de liderazgo que en inglés se llama VUCA, para describir contextos volátiles, inciertos, complejos y ambiguos. Y, me parece que ese es precisamente el mundo que hoy vivimos, sobre todo luego de una pandemia y el actual escenario inflacionario que amenaza con una recesión.
Y es que el mundo por un lado nos ofrece muchísimas oportunidades y opciones, pero que a su vez resulta agobiante por la excesiva sobre estimulación de información desde Internet y redes sociales que afecta nuestra salud mental, ya sea por otorgarnos una sensación de constante insatisfacción con la vida, como por colocar la atención en la comparación y alejarnos de quien somos y qué queremos construir en lo personal.
En un estudio realizado por Kahneman, se estableció como el acceso a la riqueza ha aumentado de manera exponencial en algunas sociedades. Sin embargo, los niveles de bienestar y felicidad han permanecido igual o a la baja.
Desde la psicología positiva, esto se explica por empezar a preguntarnos desde dónde definimos el ser felices: si desde factores externos como el estatus, imagen o lo que tenemos, o desde factores intrínsecos o internos, sea el cultivo de relaciones sanas, redes de apoyo, actividades que nos entusiasmen y nos hagan sentido.
Como sociedad, aún faltan espacios de educación y conversación que normalicen la depresión como una afección que puede presentarse en periodos específicos de la vida. Sentirnos deprimidos es una reacción o consecuencia natural dados por la pérdida de alguien que amamos, ser despedido, vivir bajo un sistema de relaciones tóxico que impide, podamos ser quien realmente queremos, etc.
Existe aún una concepción muy negativa con relación a aceptar que no siempre nos sentimos bien, y las redes sociales nos muestran que estar felices todo el tiempo es el nuevo deber ser.
Afortunadamente, las corrientes más actuales de psicoterapia entregan cada vez más evidencia que aceptar y entender el sufrimiento humano como algo normal y propio de ser humanos. Y que es, a su vez, necesario y sano como forma de cultivar un mejor entendimiento de quien somos y desde ahí visualizar qué prácticas y estilos de vida son los que más nos otorgan bienestar y nos hacen sentido según nuestros valores y lo que queremos construir.
Es viviendo el completo abanico de emociones que como humanos sentimos, que seremos capaces de vivir plenamente los momentos buenos que la vida ofrece, y es en ese pleno reconocimiento de nuestras emociones que tenemos la oportunidad de desarrollar herramientas para saber cómo lidiar con emociones difíciles, no desde la evitación de estas, sino desde su sana aceptación y comprensión.
Y tú, ¿crees que en un futuro la sociedad esté preparada para aceptar que está bien no estar bien?