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Mujeres, Psicología y Siglo XXI

Estas tres palabras juntas parecen algo simple, pero para que estén juntas hoy día se ha luchado mucho. 

Recordaremos que, si nos remontamos al siglo XIX, las mujeres carecíamos de Igualdad Política, no era lo mismo ser hombre o ser mujer ante la ley, las mujeres teníamos tutores que respondían por nosotras, generalmente era el padre para pasar luego esta tutoría al marido. 

Las infancias ya en esa época tenían algunos derechos, nosotras no.  

También carecíamos de Derecho Sufragante, no podíamos votar. Los Hombres lentamente fueron adquiriendo ese derecho, pero las mujeres no lo teníamos. 

Y por último algo elementalmente fúndante en materia de desigualdades, no teníamos derecho a la educación, de esa manera de nosotras dependían todas las tareas a de cuidados. 

En forma arbitraria y autoritaria nos sacaron, negaron, y prohibieron nuestros derechos. Por siglos las mujeres no tuvimos voz, ni voto, ni educación, y recibimos maltratos y violencias disfrazadas de amor romántico, y por amor regalamos trabajo históricamente no remunerado 

Haciendo esta breve reseña lo que intento reflejar es la cantidad de lucha, constante, que hizo falta para que, hoy día, podamos tener derechos y accesos a ellos, poder votar, poder acceder a una educación y ser iguales ante la ley. 

Las estadísticas nos regalan algunas cifras pre pandemia 2019:  

El 65% de los trabajos que elegimos las mujeres hoy día siguen siendo de cuidados, salud, educación, servicios y/ o comercio. 

Avanzamos en derechos, pero aún seguimos estando a cargo de la parte de cuidados en general, sabiendo que no existe ninguna actividad humana que la mujer no pueda hacer. 

Hay creencias, pensamientos colectivamente compartidos donde se sigue viendo a la mujer con las actividades de cuidados en general. 

Si se les tuviera que poner un valor a las tareas de cuidados que realizamos en casa, el valor sería un 23% del Producto Bruto Interno, cifra que desequilibraría la economía mundial. 

Qué pasaría si un día las mujeres del mundo dejarían de ejecutar las tareas que a diario realizan casi en piloto automático, asumiendo que son nuestras responsabilidades. 

Hoy día, las mujeres que formamos parte de la psicología en pleno siglo XXI, tenemos que tener en cuenta todos estos factores a la hora de escuchar a una mujer, simplemente porque aún algunas mujeres siguen sin tener voz ni voto dentro de su hogar. 

Porque algunas no acceden a la educación deseada, ya sea por falta de oportunidades, de tiempo de pensar que no pueden, o que simplemente no lo pudieron pensar porque desde los 16 años están criando infancias, y cuidando de todes. 

El patriarcado como principal benefactor de esta situación, lo que hace es invisibilizar estas situaciones, normalizar que la mujer es lo mejor para las tareas de cuidados, logrando aislar mujeres que cuando deciden salir al sistema a relacionarse con las demás, se dan cuanta que no cuentan con los recursos para hacerlo o simplemente su autoestima no se lo permite, creyéndose como “incapaz” para realizar cualquier tarea. 

Hoy día contamos con derechos, pero estos no siempre existen dentro de los hogares, donde, muchas veces, sigue habiendo una única persona en la toma de decisiones, en el manejo del dinero y desprovisto de responsabilidades a la hora de crías infancias. 

Lo que se ve desde afuera como patologías, síntomas y otros tantos diagnósticos, cuando comienzas a escuchar, la mayoría de las veces son cuestiones de desigualdad de género dentro del hogar, la falta de distribución de tareas, manipulación, abusos, etc. en cada una de las decisiones o situaciones nos encontramos con lo mismo. El patriarcado ejerciendo presión. 

Este patriarcado toma fuerza por medio de la violencia, esta sería la columna vertebral del patriarcado y por medio de la violencia, de dominar, controlar y someter, eran las fórmulas de controlar a las mujeres.  

Esto pasó siempre, la novedad en el siglo XXI es que le pusimos nombre, la pudimos nombrar, la clasificamos, ganamos la conceptualización y con eso la podemos abordar y poder sanar las heridas que provoca. 

La violencia pasó de ser invisibilizada y carente de concepto a ser totalmente nombrada y denunciada, y eso lo cambio todo y jamás volverán a tener el privilegio de nuestro silencio. 

El siglo XXI nos abre las puertas para poder deconstruir esas ideas, creencias o pensamientos, compartidos culturalmente, que aún reflejan el siglo XIX y construir nuevas masculinidades que representen la igualdad que tanto deseamos y exigimos. 

Licenciada en Psicología Juliana García M

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