Muchas personas se refieren así mismas como “Yo soy así”, “No voy a cambiar”, “Si no te gusta, vete”. Seguramente escuchaste frases de este estilo muchas veces, generándote mucho malestar, impotencia, con un sentimiento de encerrona.
Estas son las llamadas neurosis de carácter, que no son síntomas, sino presentaciones subjetivas, donde se observa actitudes o comportamientos sumamente rígidos, que trae aparejados grandes dificultades para vincularse con parejas, familiares, compañeros de trabajo, etc.
La neurosis propiamente dicha se presentan como inhibiciones, síntomas y angustia, causando un padecer al sujeto, llevándolo al sujeto a intentar encontrar.
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Muy al contrario sucede con la neurosis de carácter, esos rasgos de carácter son sentidos como algo propio del yo, donde el sujeto no lo vive como un conflicto.
La neurosis de carácter como defensa se diferencia del síntoma por su relativa integración en el yo, debido a que no es reconocido como patológico y a la racionalización y generalización de la defensa dirigida en un principio contra un peligro específico y que se considera una manera de ser.
Por qué se vive como algo tan arraigado al yo, sin causar conflicto; porque suelen inscribirse desde muy temprana edad en un complejo proceso de identificaciones con los Otros de la crianza. Conformándose así los llamados “modos de ser”, tan rígidos y difícil de conmover mediante las herramientas que utiliza el psicoanálisis como la interpretación, los señalamientos.
Este es respecto a que los mecanismos más usados para explicar la formación del carácter son la sublimación y la formación reactiva. Respecto a la formación reactiva es sencillo. La formación reactiva impide que se formen represiones secundarias, haciendo entonces que se haga una modificación definitiva de la personalidad. Así, la defensa caracterológica, en comparación del síntoma, permitiría una mayor integración del yo. Siendo así que la defensa que era originariamente dirigida contra un peligro específico simplemente sería racionalizada o generalizada en un esquema de comportamiento que desconocería el aspecto patológico del rasgo de carácter. Incluso mecanismos que empatarían bastante con la neurosis obsesiva. Misma que engloba este tipo de integración del yo.
Sin embargo, estos pacientes suelen llegar a la consulta, generalmente porque sus allegados no toleran más su forma de ser o porque el mismo paciente no quiere perder ya sea un vínculo, una posición en el trabajo.
Son pacientes con mucha resistencia a la cura, siendo para el analista un verdadero desafío.
