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Planificación familiar y aborto: ¿Quién tiene la última palabra?

Es común que en todas las parejas existan momentos en donde se deben tomar decisiones, algunas importantes y otras no tanto. 

En Latinoamérica, son pocos los países en donde el aborto no es penalizado y donde la mujer es libre de tomar decisiones sobre su cuerpo. 

Aunque parezca un pensamiento retrógrado en pleno siglo XXI, lamentablemente aún se lucha por la igualdad de género.

Cuando dentro de la planificación familiar ocurre un embarazo no deseado, es importante que la pareja tome en cuenta ciertos factores que son indispensables dentro de cualquier relación. ¡Continúa leyendo para saber más! 

¿Quién tiene la última palabra frente a un embarazo no deseado?

En todo vínculo se ponen en juego, además de sentimientos, deseos y expectativas. Muchas de las decisiones se tensionan entre “lo mío” y “lo nuestro”.

Lo mismo ocurre cuando dentro de una planificación familiar se presenta un embarazo no deseado. ¡Como si no existieran derechos vulnerados para nosotras!

Una vez que la mujer o persona gestante accede a una consulta por un aborto, su decisión, una vez más, es cuestionada y reducida al criterio médico. 

“El cuerpo, entendido como aquello que es dado al mundo exterior y que posteriormente se reclama como propio, tiene invariablemente una dimensión pública. Y es por eso que implica tanto vulnerabilidad como agencia”                                                                           (Butler, 2006)

La demanda por la legalización del aborto en Latinoamérica implica recurrir al sentido de la autonomía corporal. Aún en su carácter paradojal, ésta forma parte de los cimientos de cualquier movimiento que lucha por maximizar la protección y las libertades de las minorías sexuales y de género.

Aborto en Latinoamérica: ¿por qué aún no se reconoce la autonomía de las mujeres?

Países donde el aborto es legal:

  • Uruguay
  • Puerto Rico
  • Cuba
  • Guayana
  • Guyana Francesa
  • Argentina

En mi país, el movimiento feminista viene luchando hace más de 15 años y fue el 30 de diciembre del 2020, a un día de terminar el año de la pandemia por Covid 19, cuando el Senado porteño legalizó el aborto voluntario sin causales, siempre y cuando sea dentro de las 14 semanas de gestación. 

A pesar de que en Argentina la práctica del aborto no era legal, organizaciones como Socorristas en Red acostumbraron a dejar su número de teléfono en el asfalto de cada marcha que se hiciera a favor de la mujer. 

Una esperanza para salir de la clandestinidad

Las Socorristas fueron las que realizaron sistematizaciones sobre mujeres que consultaban para acceder a un aborto. Según los datos publicados en el 2019, durante los últimos cuatro años fueron 23.314 las mujeres entrevistadas, donde 19.361 fueron acompañadas en su proceso de aborto.

Países en donde el aborto está condicionado o prohibido

En Latinoamérica existen cinco países en donde legalmente se puede interrumpir el embarazo, pero solamente si la vida de la mujer corre algún riesgo. Estos son: Venezuela, Paraguay, Perú, Guatemala y Costa Rica.

En Brasil, Colombia y Chile permiten que la mujer decida si practicar el aborto, en el caso de que se presente inviabilidad en el feto; y en México, las leyes varían dependiendo de cada estado. 

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No obstante, las medidas tomadas en los países anteriores se encuentran vetadas por completo en:

  • Nicaragua
  • Honduras
  • Haití
  • El Salvador
  • República Dominicana

Mitos, ideas, miedos y los deseos 

Se presume que la práctica de un aborto es traumático y se suelen obviar los efectos que la clandestinidad genera en los cuerpos de las personas que deciden abortar.

A las consultas por embarazos no deseados acceden mujeres jóvenes, adultas con hijos o sin ellos, acompañadas de sus parejas, con amigas o solas. Son diversas las circunstancias que las conducen a hacerlo. 

Es nuestra responsabilidad como profesionales de la salud no patologizar dichas prácticas, ni asumir con anterioridad posibles efectos. Cada consulta presenta la singularidad propia de su condición y estado de autonomía

Específicamente en el caso de Argentina donde es legal, como también para feministas a lo largo de Latinoamérica. No se puede considerar dejar de lado el derecho de decidir cuando se trata de un aborto.

Entre todos los derechos que tenemos las mujeres y personas gestantes, la decisión del riesgo que esté dispuesta a correr la persona, ya sea para continuar o interrumpir el embarazo, debe ser una decisión de ella. 

“La decisión de abortar responde tanto a una decisión personal, como a una responsabilidad profesional”             (Drovetta, 2015) 

Las prácticas del aborto son parte de prácticas con otros. Se ubica en la tensión entre la esfera de lo público y lo privado. 

  • Privado, porque es una decisión de la persona gestante, que ocurre en el ámbito íntimo y personal. 
  • Público, porque al solicitarse que sea tratado como política pública, se avanza en el reconocimiento de la legitimidad y legalidad de la práctica.

Una reflexión para las parejas

No cabe duda de que los tiempos han cambiado por completo. Ahora es posible poder contar con la información necesaria y métodos anticonceptivos, para realizar una planificación familiar. 

A pesar de que dicha labor no sea bien gestionada por muchos entes gubernamentales a nivel internacional, no se debería llegar a una maternidad forzada. 

Se debe de tomar en cuenta:

  • La claridad del pensamiento: tener la información necesaria para poder tomar una decisión.
  • Preparación: tomar una buena decisión implica pensar en cómo ésta afectará sus vidas a futuro
  • Respetar el pensamiento del otro: poniendo en una balanza sus ideas y mediar a través de la comunicación para llegar a un acuerdo, sin la necesidad de obligar al otro a decidir o aceptar. 
  • Tomarse el tiempo necesario: no existen leyes que te obliguen a tomar una decisión en un tiempo determinado.

El amor va más allá de un sentimiento; es respetar al otro y aceptarlo. Amar es cuidar, tanto al otro como a uno mismo. El amor puede incluir responsabilidad y libertad, ya sea en una pareja como en cualquier vínculo que implique compartir.

Se debe dar rienda suelta al deseo y la decisión personal.

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