Cada día que pasa, nos encontramos con diversos avisos que piden ayuda para donar sangre para otras personas, lo que es tremendamente complejo de lograr en algunos países en donde no se conoce tanto el propósito como los beneficios de la donación de sangre, un componente tan importante para nosotros.
Generalmente, las donaciones nacen desde la necesidad de reponer sangre en centros de salud debido a que otras personas con diversas patologías la han tenido que utilizar en cirugías de alto riesgo, accidentes o porque tienen enfermedades graves.
En muchas ocasiones, se les solicita a los familiares del paciente reponer esta sangre, lo que para las familias puede conllevar un tremendo desgaste, ya que, además de todas las preocupaciones que tienen, en donde probablemente están concentrando todas sus energías en recuperar la salud de su ser querido, también deben ocuparse de reponer la sangre que ocuparon en los procedimientos.
Además, es relevante reconocer que existen ciertas limitantes para que las personas se acerquen a donar sangre: el miedo a las agujas, el temor a ser rechazado como donante (ya que es una actividad que tiene ciertos requisitos de salud), la desinformación sobre el procedimiento y la falta de conocimiento sobre sus beneficios solo aleja a los potenciales donantes que básicamente, somos todos.
En ese sentido, es muy importante recordar que la sangre no se fabrica sola, ni se compra. La producimos constantemente solo nosotros, los seres humanos. Y como no hay otra forma de obtenerla que, a través de la donación, es importante que ojalá se convierta en un hábito, ya que hay muchas personas que la necesitan para vivir. Gracias a la donación de sangre, trasplantes de órganos, cirugías de alta complejidad y tratamientos para el cáncer son una realidad para personas que realmente desean seguir viviendo en cualquier etapa de su vida: neonatos, niños, adultos, ancianos, etc.
A pesar de todo, existen los donantes altruistas, quienes no tienen la necesidad de donar para ayudar a un ser querido, pero constantemente están donando su sangre o plaquetas para otras personas que han perdido o necesitan la sangre que nosotros mismos fabricamos.
Aunque nunca son suficientes, la motivación del donante altruista podría ser compartida por todas las personas a las que les resulte posible donar sangre. No hay nada más lindo y reconfortante que regalar algo especial para nosotros y que resulta vital para que otras personas recuperen su salud.
Esto ocurre gracias al deseo intrínseco de ayudar a los demás, lo que a su vez nos refuerza y contribuye con nuestro bienestar y felicidad. Lo importante en estos casos no es la acción misma en sí, sino que el resultado que se puede obtener al respecto.
En resumen, hay una larga tarea en cuanto a la concientización sobre la importancia y los beneficios de la donación de sangre para todos los seres humanos. Hoy puedo donar, mañana la puedo necesitar.
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