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Trastorno de ansiedad generalizada (TAG): ¿es hora de controlar la ansiedad?

La ansiedad y el miedo no son más que sentimientos inherentes que aparecen cuando nos sentimos bajo alguna amenaza. Se producen como respuestas naturales frente a los desafíos de la vida.  

En este artículo hablaremos sobre los aspectos psicoterapéuticos envueltos en el Trastorno de Ansiedad Generalizada, o como también es conocido: TAG; y también explicaremos algunos conceptos sobre la teoría de la terapia cognitiva- conductual. ¡Continúa leyendo para saber más!

Algunas características del Trastorno de ansiedad generalizada (TAG)

En el TAG, como en otros trastornos, la ansiedad se experimenta de forma persistente, incapacitante, con excesiva preocupación por todo (situaciones y / o acontecimientos de la vida), en la mayoría de las actividades diarias, durante largos periodos de tiempo.

Los pacientes con preocupaciones excesivas pueden pasar muchos años sin un diagnóstico definitivo y, por lo tanto, el cuadro de preocupaciones excesivas perdura aún más tiempo. Existe la posibilidad de que sus inquietudes pasen desapercibidas por el aspecto “clínico”, como algo relacionado con un trastorno de ansiedad, ya que los pacientes con características de TAG suelen buscar atención médica por quejas aisladas relacionadas con algún síntoma somático (fisiológico), por ejemplo: trastornos gastrointestinales, diarrea crónica, tensión muscular, dolor físico, insomnio, sentirse “estresado” y “preocuparse demasiado”.

Principales causas relacionadas con el TAG

Se encuentran las variables del modelo de vulnerabilidad biológica a la ansiedad (condiciones individuales genéticas, neurofisiológicas y temperamentales, que generan vulnerabilidades cognitivas y biológicas) que determinarían la respuesta a situaciones adversas de la vida vividas por el individuo.

Otros factores interrelacionados, como el psicosocial, hereditario (componente familiar), además de los propios eventos traumáticos, estarían involucrados en la génesis y mantenimiento del trastorno, así como en los recursos conductuales y cognitivos que utilizan los individuos para afrontar la ansiedad.

La ansiedad generalizada se relaciona básicamente con preocupaciones excesivas. Se caracteriza por un patrón de preocupación frecuente y persistentes, desproporcionado al impacto del evento o circunstancia que es el foco de preocupación. La diferencia entre la ansiedad normal y la ansiedad patológica en el marco del TAG radica en la cuestión de su intensidad.

Vayamos a los criterios:

  • Ansiedad y preocupación excesivas (expectativa aprensiva), que ocurren la mayoría de los días durante al menos seis meses, con varios eventos o actividades (como el desempeño escolar o laboral).
  • Al individuo le resulta difícil controlar la preocupación.
  • La ansiedad y la preocupación están asociadas con tres (o más) de los siguientes seis síntomas (con al menos algunos de ellos presentes la mayoría de los días en los últimos seis meses).
  1. Inquietud o sensación de nerviosismo.
  2. Fatigabilidad.
  3. Dificultad para concentrarse o sentirse “pálido” en mente.
  4. Irritabilidad.
  5. Tensión muscular.
  6. Alteración del sueño (dificultad para conciliar el sueño o mantener el sueño, o sueño insatisfactorio e inquieto).

La persona padece de sufrimiento constante o deterioro clínicamente significativo en las áreas sociales, profesionales u otras áreas importantes de la vida del individuo.

Cómo se entiende el TAG por una persona con el trastorno

El paciente suele interpretar los síntomas de preocupación como un comportamiento funcional. Así, preocuparse por diferentes aspectos de la vida o por diferentes situaciones significa que ejercen cierto control sobre los problemas y, por tanto, deben tener este patrón de afrontamiento, de lo contrario fracasarán o sufrirán consecuencias negativas. En muchos casos, la imagen aparece como un rasgo de su personalidad que justifica muchos de sus comportamientos.

Cómo es la persona con TAG

El paciente suele interpretar los síntomas de preocupación como un comportamiento funcional y su inquietud persiste en diferentes aspectos de la vida o por diferentes situaciones que ejercen cierto control sobre los problemas y, por tanto, deben tener este patrón de afrontamiento, de lo contrario fracasarán o sufrirán consecuencias negativas. En muchos casos, la imagen aparece como un rasgo de su personalidad que justifica muchos de sus comportamientos.

La mayoría de los pacientes con TAG se preocupan por “casi todo” de manera generalizada. Las personas con dicho padecimiento sienten aprensión por las “preocupaciones menores” sobre varios aspectos de la vida (situaciones cotidianas, familia, relaciones, trabajo, finanzas personales, escuela, etc.).

Otro ejemplo: el paciente está preocupado por su salud: “¿Y si tengo cáncer?”. Entonces puedes preocuparte por la familia y las finanzas. “¿Quién cuidará de mis hijos cuando yo muera?”; “¿Serán apoyados?”; “¿Qué pasa si mi familia no puede pagar los gastos del funeral?”

Los pacientes tienen una tendencia a preocuparse por cosas que tendrán un resultado poco probable, imaginando los peores escenarios que involucran eventos futuros que aún no han sucedido, o que probablemente nunca sucederán.

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El tratamiento se basa en la intolerancia a la incertidumbre

Existen creencias positivas sobre la preocupación; orientación negativa a la resolución de problemas y evitación cognitiva.

El cliente a menudo tiene creencias negativas acerca de no poder tolerar resultados inciertos, y esto lleva a las personas a interpretar situaciones ambiguas o inciertas como negativas, estresantes o peligrosas. El principal efecto de la intolerancia a la incertidumbre es tratar de predecir tantos resultados como sea posible al percibir pensamientos de “qué pasaría si …”, algo que genera altos niveles de preocupación.

En las personas con TAG, las preocupaciones pueden estar relacionadas con eventos externos (salud de un miembro de la familia, seguridad en sí mismo, ciertos síntomas físicos), cuando generalmente se utilizan como una forma de afrontar la situación. Con la preocupación negativa por el acto de preocuparse en sí mismo (es decir, preocuparse), una persona cree que necesita dejar de preocuparse, ya que podría sufrir malas consecuencias, desarrollar enfermedades físicas o problemas psicológicos.

Algunas creencias que conducen a un estado de preocupación y ansiedad

  1. Le ayuda a alcanzar la resolución de problemas;
  2. Aumenta la motivación para hacer las cosas;
  3. Disminuir la reacción negativa si el evento ocurre;
  4. Preocuparse por las cosas y preocuparse en sí mismo puede evitar que ocurran eventos negativos;
  5. El cuidado demuestra que la persona es responsable y se preocupa por las cosas.

Un estado de ansiedad comienza cuando existe una orientación negativa (disfuncional) hacia la resolución de problemas. Aquí se señalan dos características:

  • El individuo se ve a sí mismo como un agente de resolución de problemas.
  • Considera cuáles habilidades serán necesarias para resolverlos. 

Por ejemplo: definir el problema, los objetivos, generar alternativas, elegir la solución y poner a prueba tu creatividad.

Los individuos con TAG saben cómo resolver problemas, pero tienen dificultades para hacerlo, ya que tienen un conjunto de cogniciones negativas que los bloquean cuando enfrentan problemas de frente. Ven los problemas como amenazas, dudando de su capacidad para resolverlos, siendo pesimistas sobre los resultados obtenidos.

El último punto es la evitación cognitiva: el individuo utiliza estrategias para alejarse de lo que considera aversivo. El modelo de intolerancia a la incertidumbre trae el concepto de que el TAG es un trastorno impulsado por una preocupación invasiva, incontrolable y excesiva, considerando la preocupación como el foco principal.

Los síntomas somáticos se entienden como consecuencia de una preocupación patológica, como:

  • Agitación.
  • Nerviosismo.
  • Sentimiento de asfixia.
  • Agotamiento.
  • Pensamientos blancos.
  • Irritabilidad.
  • Tensión muscular.
  • Otros, lo cuales varían dependiendo de la persona.

En el modelo cognitivo de intolerancia a la incertidumbre, los síntomas somáticos no son el foco; sin embargo, cualquier cambio en el proceso de preocupación patológica dará como resultado una reducción de las preocupaciones y, por tanto, una reducción de los síntomas somáticos.

¿Cómo puede ayudar la terapia cognitivo-conductual?

La terapia cognitivo-conductual utiliza una variedad de técnicas para cambiar el pensamiento, el estado de ánimo y el comportamiento. Aunque las estrategias cognitivas como la indagación socrática y el descubrimiento guiado son fundamentales para la terapia cognitivo-conductual, las técnicas conductuales y de resolución de problemas son esenciales, al igual que las técnicas en otras orientaciones que se implementan dentro de un marco cognitivo.

Sin embargo, la terapia varía considerablemente de acuerdo con cada paciente, con la naturaleza de sus dificultades y tiempo en la vida, así como con su nivel intelectual y de desarrollo, su género y antecedentes culturales.

El tratamiento también varía según los objetivos del paciente, su capacidad para desarrollar un vínculo terapéutico constante, su motivación para cambiar, su experiencia previa con la terapia y sus preferencias de tratamiento, entre otros factores.

Referencias bibliográficas

DUGAS, M.J .; ROBICHAUD, M. Tratamiento cognitivo-conductual para el trastorno de ansiedad generalizada: de la ciencia a la práctica. Río de Janeiro: Cognitivo, 2009.
RANGÉ, B. Psicoterapias cognitivo-conductuales. 2. ed. Porto Alegre: Artmed, 2011.

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