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Psicooncología y cáncer de mamas

El cáncer de mamas es la neoplasia o tumor maligno mas frecuente entre las mujeres de todo el mundo. Como datos relevantes, se puede señalar que es la primera causa de muerte de cáncer en mujeres, sólo superado para ambos sexos por el cáncer de pulmón, estómago, colon rectal e hígado.

Es el mayor número de diagnostico de Cancer en mujeres y se ubica principalmente dentro de la franja de 45 a 65 años, lo que no quiere decir que no lo padezcan mujeres jóvenes.

La supervivencia de las mujeres sigue en asenso, gracias a los avances en las terapias, cuyo tiempo se estima en cinco años promedio. En el mundo, se estima una incidencia de 700.000 casos nuevos, con alrededor de 300.000 fallecimientos y se estima que este año, se producirán 42.260 muertes (41.760 mujeres y 500 hombres). No obstante, la tasa bruta de mortalidad, se ha mantenido estable en Chile, con tasas entre 12 y 13 por cada 100.000 mujeres, falleciendo anualmente de 900 a 1000 mujeres por la enfermedad. La tasa de incidencia nacional se sitúa en torno a 138 casos por 100.000 habitantes y se estima que el riesgo es de una cada ocho mujeres en poder esta enfermedad. (Minsal, 2019).

¿Qué es la Psicooncología?

Existe una rama en Psicología, que aspira a capacitar al paciente con cáncer para gestionar emocionalmente su proceso y sus emociones en una de las situaciones más complejas de sus vidas. Es la llamada Psicooncología. (España, Ramon Bayes, 1984).

La psicooncologia busca como objetivo apoyar psicologicamente al paciente con Cancer para mantener o recuperar su calidad de vida y la de sus familiar, en factores tales como: sintomatología física y el cómo abordar y reducir el dolor oncológico, la autonomía del paciente, sus hábitos cotidianos, la gestión de sus emociones y el desarrollo de recursos tanto a nivel individual como familiar.

La gestión de las emociones que pueden experimentar los pacientes oncológicos es de suma relevancia y éstas también dependerán de la fase en que se encuentra la enfermedad, (fase I, II, III y IV), el tipo de tratamiento que se someta el paciente (operación, quimioterapia, radioterapia y si se realizara masectomia o no) y el tipo de calidad de vida del paciente antes y durante su enfermedad.

Apoyo psicológico del Cancer de mamas.

Es importante señalar que las emociones experimentadas, a pesar del elevado malestar que éstas podrían producir, tienen una duración que es necesaria y cumplen funciones relevantes.

Esta frase podría resumir lo que implica tal apoyo: “Cuidar es ir al encuentro del otro, ayudando en su individualidad, complejidad, respetando su independencia y hacienda lo indispensable para mejorar su calidad de vida.

Existen un cúmulo de emociones que pueden experimentar las pacientes con Cancer, tales como miedo constante; ¿y si me muero?; preocupación; ¿cómo afectaran los tratamientos; tristeza; mi vida nunca más será la misma; angustia; ¡no voy a poder!; culpa; ¡me tenia que haber dado cuenta antes!; vergüenza; ¿no quiero que me vean con este deterioro?; injusticia; ¡soy una persona buena, no me lo merezco!; impotencia; ¡no puedo hacer nada ante esta situación!; desesperanza; ¿para que luchar si no hay solución? e incertidumbre; ¿ y si no me curo?.

Junto con identificar, reconocer y validar los distintos tipos de sentimientos que pueden experimentar las pacientes, es dable señalar que las pacientes pueden pasar por diversas fases y éstas requieren de un tiempo y de un proceso distinto para cada una de ellas. (Kübler- Ross, Estados Unidos, 1969). A grandes rasgos, las distintas fases comprenden lo siguiente:

● El shock protege al individuo en una fase inicial de diagnóstico pues funciona como un mecanismo de defensa ante la amenaza de un dolor psíquico sobre una pérdida –la pérdida de la salud–.

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● También algunos pacientes pasan por un periodo de incredulidad ante su cáncer, no aceptando su condición e incluso negando lo que les está pasando, esta es la fase de negación.

● El enfado constituye otra fase donde el paciente empieza aceptando su diagnóstico, aunque todavía está experimentando una especie de revolución interna donde predominan sentimientos de injusticia y de duelo sobre pérdidas o posibles futuras pérdidas en su vida (por ejemplo: pérdida de movilidad, pérdida del trabajo, y sobre todo pérdida de la normalidad cotidiana). Cuando el paciente empieza a interiorizar lo que está pasando, y dependiendo de varios factores de riesgo y de protección, puede experimentar un estado emocional marcado por una tristeza muy acentuada, que si se mantiene en el
tiempo puede derivar en depresión.

● La última fase es la fase de aceptación de la enfermedad y de la búsqueda de soluciones ante la situación. En ella el paciente empieza a experimentar alivio y aumenta la percepción de control. Pero también nos podemos encontrar con la resignación, un afrontamiento opuesto a la aceptación y búsqueda de soluciones, en la cual el paciente se resigna, tira la toalla y considera que no hay nada que dependa de él o de ella para encontrarse mejor.

Es importante señalar que tanto la familia como el paciente atraviesan estas etapas de elaboración de duelo, por lo cual es de suma relevancia el poder ayudar y apoyar, no solo a la paciente, sino a todo el entorno familiar.

El acompañamiento psicológico para afrontar esta etapa tan compleja y dolorosa de la vida es crucial y a continuación, se entregan algunos consejos para que la familia pueda apoyar a su familiar con cancer:

1. Apoyar en sus decisiones a la paciente.
Sin quitar que el oncólogo dé sus recomendaciones es posible que la mujer con cáncer de mama pueda escoger entre varias opciones de tratamiento (mastectomía, extirpación de la otra mama como medida de precaución, quimioterapia, radioterapia, etc). Es necesario apoyarla aunque sus decisiones parezcan extrañas, y dejarle claro que se permanecerá a su lado decida lo que decida.

2. Normalizar sus estados de ánimo.
Algunas reacciones muy habituales ante el cáncer son el miedo, la rabia, la tristeza y la incertidumbre. Pueden venir e irse, y pueden mezclarse entre ellos. Son reacciones totalmente normales. No hablar de resignación ni de tolerancia, que no son términos adecuados. Es necesario hablar y comprender que detrás de estas emociones hay una persona que sufre porque está pasando por un proceso doloroso y difícil. Siempre es adecuado ofrecerle la posibilidad de hablar de ello, si quiere.

3. Preguntar como se puede ser útil.

¿No sabes como puedes ayudarla? ¡Pregúntaselo! En algunos momentos la ayuda para una mujer con cáncer de mama puede ser hablar de la enfermedad, o de algo que no tenga nada que ver, o no hablar: sólo estar a su lado. O bien ir a comprar una botella de agua, acompañarla al cine, o llevarse a los niños, o llorar sin que nadie le diga que no llore o simplemente dejarla sola por unos momentos.

4. Preguntar si quiere hablar con otra mujer con cáncer de mama.
Existen grupos de ayuda mutua, fundaciones contra el cáncer, etc. Muchas pacientes se benefician de compartir su experiencia con otras personas que atraviesan una situación parecida. Incluso algunas «amigas de la quimio» (personas con las que comparte sala cuando recibe la quimioterapia en el hospital) siguen manteniendo el contacto después de la enfermedad. Otras, en cambio, quieren pasar página y olvidarse de todo lo que tiene que ver con el cáncer.

5. No decir cosas sólo para sentirse mejor contigo mismo/a.
A veces se dicen frases a personas con cáncer, como: «suerte que no me ha pasado a mi, porque no sabría qué hacer» o «No llores, tienes que ser fuerte para dar optimismo a los demás» o «no te preocupes si se te cae el cabello, después te crecerá más fuerte«. Hay que ir con cuidado con lo que se dice. Ante situaciones difíciles es normal que las personas se enfaden, se desesperen y lloren. Si quitamos importancia al problema o a los sentimientos de la persona parece que estemos frivolizando, no comprendiendo lo mal que lo pasa. No hace falta mostrar compasión morbosa, sino tratar a todo el mundo con el respeto que se merece.

6. Tras la curación, no todo ha acabado.
El 90% de mujeres con cáncer de mama se curan. Pero esto no significa que todo haya terminado. La vuelta a la normalidad es lenta, y el miedo a una recaída sigue presente. Es necesario atender a sus necesidades, y acompañar a a los controles. Algunas cosas pueden haber cambiado para siempre. Nos puede costar aceptar que la persona no volverá a ser la de antes. Esto tiene efectos positivos y negativos. Hay mujeres que convierten su enfermedad en una  experiencia de aprendizaje .

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