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Salud mental a cambio del oro: ¿A qué se enfrentan en los Juegos Olímpicos?

En plena pandemia, Michael Phels, el ganador de 28 medallas olímpicas, expresó su preocupación cuando se anunció que los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 serían postergados para el 2021. 

“Espero que no veamos un aumento en las tasas de suicidio de los atletas debido a esto porque el componente de salud mental es, de largo, lo más importante aquí. Este aplazamiento es nadar en aguas desconocidas. Nunca lo hemos visto antes”.

Michael, ya retirado, tuvo problemas por consumo de sustancias ilícitas durante su participación en los Juegos Olímpicos de Londres y Río, donde, desde luego, por su mente rondó el sentimiento de terminar con su propia vida. 

Convertirse en un ídolo mundial y ondear la bandera de su país en tierras desconocidas es el sueño de aquellos que han practicado distinguidas disciplinas desde su niñez, pero qué ocurre con los que no logran conseguir el oro. ¡Continúa leyendo para saber más!

La salud mental juega un papel fundamental 

Según la psicóloga Julieta Caputo, la ansiedad en los deportistas se produce por diversos factores en los que se encuentra: el miedo al fracaso, percepción de las expectativas del público, perfeccionismo, falta de autoestima, el momento de la competencia. 

Los atletas se encuentran bajo la presión personal de dar lo mejor de sí ante la audiencia, de tratar de hacer historia, honrar a sus entrenadores y, sobre todo, no decepcionar a su familia.

Si bien los generadores de ansiedad no se pueden evitar, se recomienda la ayuda psicológica para aprender a manejar la situación y mirar desde otro punto el panorama que se le presenta al deportista.

Tres atletas olímpicos que se suicidaron 

Jeret Peterson

Jeret tenía 29 años y había pasado un año de haber obtenido la medalla de plata en los Juegos Olímpicos de Vancouver 2010, cuando decidió quitarse la vida, luego de ser arrestado por conducir bajo los efectos del alcohol.

Jeremy Bloom, tricampeón mundial de esquí y amigo cercano de Peterson, confesó que a pesar de que demostraba ser la “persona más feliz del mundo” Jaret luchaba con trastornos emocionales. 

Stephen Scherer

Con tan solo 19 años había cumplido el sueño de participar en los Juegos Olímpicos de Beijing 2008 en la categoría de Rifle de aire comprimido.  Se desconoce gran parte de la vida del joven, pero Stephen Scherer fue hallado, y sin vida, en las afueras del campus de la Universidad Cristiana de Texas con una herida de bala. 

Kelly Catlin

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“Estamos socialmente programados para ser estoicos con nuestro dolor y soportar nuestras cargas sin quejarnos”, escribió la triple campeona del mundo en un artículo para la revista Velo News una semana antes de fallecer.

Tenía 23 años y el mundo a sus pies. Kelly Catlin se había convertido en una leyenda del ciclismo y estudiaba en la Universidad de Stanford.

El artículo escrito por ella misma desvelaba el sufrimiento que le causaba lidiar con tantas responsabilidades: ser ciclista profesional y de pista, mientras tenía que dar exámenes de su maestría de matemáticas computacionales. 

“Brazos fracturados, golpes, problemas mecánicos, libros perdidos, mala conexión a internet, lo que sea. No puedes planear lo que no se puede planificar, y a veces los cuchillos te caerán a ti”.

Una alerta encendida en Tokio 2020

Luego de tener los ojos del mundo sobre ella, Simone Biles decidió abandonar una de las competencias en donde participaba por un ataque de pánico. La gimnasta de 24 años falló uno de los aterrizajes y, al notar su ausencia, el equipo estadounidense anunció que la joven estaba presentando una “urgencia médica”.

Desde luego, la noticia le ha dado la vuelta al globo terráqueo y sin más que agregar, Simone decidió enfrentar a la prensa y confesar lo inimaginable. 

“Desde que entro al tapiz, estoy yo sola con mi cabeza, tratando con demonios en mi cabeza”, dijo.

Una procesión callada e ignorada por muchos

En el documental de HBO “The Weight of Gold”, Michael Phelps reveló que la organización de los Juegos Olímpicos no muestra un mínimo de interés por la salud mental de los atletas. 

El miedo, la angustia, la ansiedad y el pánico se apodera de muchos, el problema radica en el silencio, pues no todos se atreven a aceptar que padecen de dichos síntomas y, sobre todo, se niegan a solicitar ayuda terapéutica. 

Es hora de romper con los paradigmas que dibujan a la terapia como aliada para unos pocos. El deporte y la salud van de la mano, ya que debe de existir un equilibrio para mantener la concentración, ignorar el ruido exterior, soportar las exigencias y mantener el estado físico necesario para conseguir el tan deseado “oro”. 

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