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La importancia de la salud mental en madres primerizas

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La maternidad expone a las madres primerizas a situaciones que antes, eran desconocidas para ella.

La maternidad pone a prueba los recursos mentales con los que cuenta la mujer. Si ha tenido un apego seguro con su propia madre, probablemente replique esta conducta con su propio hijo. Ninguna persona sabe con certeza cómo es la crianza de un bebé, con la experiencia todas aprenden a cuidar al recién nacido. A medida que se tienen hijos se adquiere conocimiento y experticia.

Al inicio, ser madre es una aventura. La mujer siente ansiedad si el bebé llora, se angustia si el niño enferma, se producen sentimientos de inseguridad y culpabilidad si no lo hace bien. Por otra parte, el embarazo cambia por completo su cuerpo, es un tema que afecta la autoestima física; de la misma forma percibe que no tiene tiempo para sí misma, el bebé consume su día y su energía. El cansancio y mal dormir pueden perjudicar la salud de la madre en forma importante. Si a esto le sumamos falta de apoyo y ayuda de la pareja, lo más probable es que la mujer caiga en una depresión

El apego del recién nacido

La primera palabra que pronuncia el bebé cuando comienza a hablar es “mamá”. La madre, es la figura con la cual el niño tendrá el apego, un vínculo necesario para su desarrollo y posterior capacidad de vincularse también con los otros; además de otras aptitudes como la confianza en sí mismo, el desarrollo de la inteligencia, la autoestima, y otros aspectos imprescindibles para insertarse de forma adecuada en el ambiente.

La madre es la reguladora emocional del bebé, esto significa que le mostrará lo que ella siente; él escucha y lee sus propias emociones en el rostro de la mamá. Si llora por hambre, sueño, o dolor la madre acude para satisfacer sus necesidades, y el bebé no solo aprenderá lo que le sucede, sino que también sentirá que “alguien” escucha sus demandas. Permitiéndole así confiar en el ambiente, de ahí nace lo que será a futuro la confianza en sí mismo, el entorno y su capacidad de vincularse afectivamente con los demás. 

La vida mental del bebé comienza antes de nacer

Ya desde el útero, el niño o niña escucha a la madre y al padre. Sus caras son las primeras que ve y sus voces las principales en reconocer luego del nacimiento.  También los estados emocionales de la madre serán percibidos no solo a través de los sonidos, sino también por la sangre. Es decir; si está alterada o discute fuertemente, secretará adrenalina que le llegará al bebé a través del torrente sanguíneo, y es quien sufrirá alteraciones. 

Los medicamentos que la madre tome, si ella tiene alguna adicción, tabaco, droga o alcohol, pasará también a la sangre afectando su salud y bienestar del bebé. Es por eso, que no solo hay que preocuparse del estado físico y nutricional de la madre en el embarazo, sino también de su estado emocional.

Ahora, puede suceder que la madre no esté disponible para el bebé física o psíquicamente, ya sea porque está deprimida y no está en condiciones para atenderlo, o no tiene quien la reemplace en el cuidado. Esta situación mantenida en el tiempo puede generar en el niño un apego inseguro o repercusiones mayores.

De esta forma las emociones negativas o el estrés se acumularán en una glándula llamada amígdala, que se encuentra en la base del cerebro. Esta glándula reacciona fuertemente ante el estrés, miedo, frustración, que serán disparadores a futuro en condiciones adversas.

Soledad de madre y trastornos emocionales

Es frecuente que la mujer se sienta muy sola frente a la maternidad. En la antigüedad las familias vivían con tías o abuelas, quienes ayudaban con la llegada del primer nacido; así la mujer recibía consejos, compartía dudas y tareas. Actualmente la familia se ha reducido y la mujer solo cuenta con su pareja para que la cobije, muchas veces esto es así, pero puede suceder que el hombre tenga responsabilidades laborales o sencillamente no se encuentra disponible; o se siente incapaz de ayudar a su esposa, la cual se resentirá fuertemente, además, desarrollará sentimiento de sobrecarga y caerá en una depresión.

Cuando la salud mental de la madre se ve afectada, no se encuentra en condiciones para responder a los requerimientos del bebé; entonces será necesaria la ayuda psicológica. Es su entorno o, quizá, ella misma quien deberá prestar atención a los síntomas que presenta: llanto, tristeza, ansiedad, falta de apetito, desinterés; para que busque ayuda psicoterapéutica, que no solo será un apoyo, contención y guía para sobrellevar la tarea que significa la crianza de su primer bebé, sino también un espacio para sí misma, donde se sienta cuidada y protegida. 

“Hay una mujer que tiene algo de Dios por la inmensidad de su amor, y mucho de ángel por la incansable solicitud de sus cuidados”

Ramón Ángel Jara

 

 

Cecilia Williamson B.

Psicóloga Clínica PUC

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