En los últimos 12 meses, 243 millones de mujeres y niñas entre 15 y 49 años de todo el mundo han sufrido violencia sexual o física por parte de su pareja. Con el avance de la pandemia (COVID 19), es probable que la cifra de la violencia contra la mujer aumente con consecuencias sobre su salud mental y reproductiva.
Esta cifra no da cuenta de la realidad porque solo un 10% de las mujeres acuden a la policía. Menos del 40% de las mujeres buscan ayuda o denuncian el delito.
Sin embargo, las líneas de asistencia telefónica han registrado un incremento en las denuncias en muchos países, facilitando que las mujeres denuncien los hechos de violencia a las que están siendo sometidas.
Lo increíble, es que precisamente el riesgo es mayor donde deberían estar más seguras, en su propia casa. Los confinamientos y cuarentenas son necesarias para reducir el riesgo de contagio, pero las mujeres se ven atrapadas con personas abusivas. El encierro agrava el miedo, el estrés, la ansiedad económica, consumo de alcohol que aumenta la violencia doméstica.
Lamentablemente con frecuencia la mujer sufre en silencio la violencia al interior de su hogar. El agresor puede iniciar esta práctica ignorando sus sentimientos, ridiculizándola, amenazándola con hacerle daño, aislándola.
Tipos de violencia
- El maltrato físico es el más sencillo de identificar por la visibilidad de las lesiones.
- El maltrato psicológico es más difícil de detectar y sus consecuencias pueden ser igual o peores porque lesionan la autoestima de la mujer y pueden llevarla a enfermarse o incluso al suicidio.
- La violencia sexual, cuando es forzada a tener relaciones sexuales contra su voluntad o forzada a tener conductas sexuales humillantes.
- El maltrato económico, que es la privación o control de los recursos económicos necesarios para el bienestar de la mujer o sus hijos.
Cómo detectar la existencia del maltrato
Algunas señales pueden ayudar a identificar el maltrato:
- La mujer no expresa sus necesidades. Solo cede a lo que su pareja decide.
- Sumisión con su pareja, demostrando que está sometida.
- No toma decisiones sin el consentimiento de su pareja.
- Si tiene un moretón en la cara, intenta ocultarlo con maquillaje y miente sobre el origen de este: “me caí; me pegué con la puerta,” para luego cambiar rápidamente de tema.
- Síntomas de depresión y ansiedad, debido al nivel de estrés vivido diariamente.
- No tiene una red de apoyo que la ayude o a la que pueda acudir
- Justifica a su pareja
- Puede presentar trastornos del sueño, cansancio, baja de peso.
- Se aleja de su familia
Todos estos aspectos no se manifiestan de inmediato. Es un proceso lento en que el maltratador va instaurando poco a poco los comportamientos de violencia alternando con otros compensatorios y reforzadores.
En algunas situaciones, no se tiene sospecha de que en la casa del lado se está produciendo una situación de violencia doméstica, puesto que puertas afuera esta persona, el maltratador, es sociable y encantador con el entorno.
Cómo ayudar a una mujer en situación de violencia
Muchas mujeres no se atreven a denunciar porque son sus parejas, padre de sus hijos, no tienen empleo y sienten miedo a la precariedad económica. A veces la mujer se culpa a sí misma, siente que es responsabilidad suya, que ella lo provocó la situación de maltrato, que se merece un castigo. estableciéndose un círculo vicioso.
Si conoces a alguna mujer y sospechas que sufre maltrato, puedes ayudarla. Existen psicólogos dispuestos a darte consejos para guiar a la mujer que está sufriendo violencia, y darle a entender que no es su culpa. Y que es hora de parar.