Todas las personas tenemos cierta tendencia a arruinarnos, lo cual se conoce como auto sabotaje. Tendencia que, por supuesto, no es consciente, ni voluntaria, ni lógica.
Se concluye entonces que es inconsciente, una parte del aparato psíquico donde se entremezclan y conviven dos impulsos o pulsiones opuestos: Eros (vida) y Tánatos (muerte).
Siguiendo a Sigmund Freud, creador del psicoanálisis, la materia comienza siendo inorgánica, luego se transforma en materia orgánica y realiza un recorrido vital hasta que finalmente vuelve a ser inorgánica.
Este es el proceso natural de todo ser viviente. Lo que plantea el autor es que uno debería lograr que ese recorrido orgánico sea lo más largo posible, para finalmente morir por causas naturales.
En nuestra parte consciente, todas y todos queremos vivir muchos años y además ser felices. Sin embargo, no siempre lo logramos, o al menos no todo el tiempo. ¿De qué manera somos infelices? El ser humano es muy creativo para arruinar su felicidad.
Sin hacer una lista exhaustiva podemos mencionar:
Y deberíamos agregar que la más radical acción contra Eros, y el triunfo de Tánatos, es el suicidio.
¿Esto se resuelve prestando atención? ¿Hay que estar en permanente alerta para que el inconsciente no ataque?
Esto me preguntaba una paciente que, cuando se distrae, tiene accidentes. Freud nos dice que al inconsciente hay que “domeñarlo”, dominarlo en el sentido de conocerlo y así poder tenerlo a raya. Como a esos perros que conviene llevarlos a pasear atados y con bozal y que, muerden la mano de quien les da de comer.
Recordar, pensar, trabajar, ponernos del lado de la actividad y no de la pasividad, cuidar, expresar las emociones, dialogar, tener proyectos, serían algunas ayudas para una mejor calidad de vida.
Un sujeto sano es aquel que tiene la capacidad de amar y de trabajar. (Sigmund Freud)
El sujeto es sano en la medida que aprende a resolver los conflictos que le plantea la realidad. (Dr. Enrique Pichon-Rivière)
“Conócete a ti mismo”
Estas eran las palabras que aparecían inscritas, casi a modo de consejo o advertencia, en el pórtico del templo de Apolo en Delfos. Queda planteado el desafío.—