Los niños con dificultad de aprendizaje tienen dificultades para capturar, procesar y dominar la información. Como resultado, pueden tener mayor dificultad para realizar actividades posteriores, como aprender los conceptos básicos de lectura, deletreo de palabras, escritura, comprensión de conceptos matemáticos, pensamiento más rápido y lógico, entre otros. Además, estos niños se irritan o agitan más fácilmente.
¿Qué hacer?
El primer paso para ayudar a los niños con dificultad de aprendizaje, es que la familia una las fuerzas con la escuela y los maestros. ¿Pero por qué? La respuesta es simple: especialmente en los primeros años de vida, el niño no está acostumbrado a estar lejos de casa, de sus padres y de cualquier entorno familiar.
Por lo tanto, es bastante común que se sienta insegura cuando tiene que pasar unas horas en un entorno completamente nuevo y con personas que aún son extrañas para ella. Después de todo, todo es muy nuevo y genera mucha ansiedad.
Entonces se preguntará: “¿Por qué podemos observar las mismas dificultades de aprendizaje en los niños mayores que ya tienen cierto nivel de comprensión de lo que sucede a su alrededor?”
Sabemos que el aprendizaje es un proceso que depende de la combinación de múltiples factores: genéticos, neurobiológicos, psicoemocionales, socioeducativos, institucionales y familiares. Comprender cada uno de ellos es más importante para tomar medidas preventivas y correctivas.
Por lo tanto, darse cuenta desde el principio de si el niño tiene o no dificultades para seguir o absorber los contenidos es fundamental.
Y además de los padres, ¿sabes quién puede notar lo que le está sucediendo al niño? El profesor. Tiene un papel importante en alertar a los miembros de la escuela y la familia sobre lo que le sucede al estudiante en el aula y cuáles son sus principales obstáculos en el aprendizaje.
Además, el maestro también puede aconsejar a los padres que busquen un neuropsicólogo que pueda ayudar a solucionar el problema.
El trabajo del neuropsicólogo.
El neuropsicólogo reconocerá los cuadros clínicos que se caracterizan sobre la base anatomofuncional del cerebro. De esta forma, podrá obtener un diagnóstico en el que será posible comprender y detectar cómo va el funcionamiento intelectual del niño. ¡También puede informar a los padres, maestros, educadores, psicólogos, entre otros profesionales, una intervención terapéutica más eficiente!
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