Así como todas las emociones son naturales y válidas, la ansiedad también lo es. Es impensable una vida sintiendo sólo a través de una emoción, o sin ninguna, ¿se imaginan cómo sería? No se puede estar siempre tranquilo, siempre enojado, siempre triste, o siempre alegre. Por lo que cada una de estas emociones nos acompañarán durante toda nuestra vida, incluyendo la ansiedad. La ansiedad, en su justa medida, es necesaria para motivarnos a realizar ciertas cosas, a prepararnos, a superarnos, e imaginar soluciones, por lo que esta emoción, en su justa medida, podría considerarse positiva. Sin embargo, muchas veces se desproporciona y nos concentramos en exceso en posibles sucesos futuros. Estas son nuestras preocupaciones infundadas.
Todos hemos experimentado ansiedad frente a ciertos eventos del cual desconocemos el resultado cómo, por ejemplo; antes de una presentación, de una entrevista laboral, de un examen, etc. Sin embargo, ¿cuándo podemos decir que la ansiedad se está convirtiendo en un problema?
Según la Semfyc, “a lo largo del día somos capaces de crear aproximadamente 60.000 pensamientos, de los cuales el 95% surgen de forma automática, siendo similares en días consecutivos, y de ellos, el mayor porcentaje son negativos (80%)”.
Síntomas de la ansiedad
La ansiedad puede manifestarse a través de diversos síntomas, como taquicardia, respiración agitada, sudoración, mareos y pensamientos negativos. Una forma de evaluar qué tanto están interfiriendo estos síntomas en nuestra vida, es prestar atención a la regularidad, duración e intensidad con las que se presentan.
Cuando la ansiedad comienza a interferir negativamente en nuestra vida, produciendo un cambio en nuestros hábitos (comida, sueño), en nuestro rendimiento, y/o en nuestras relaciones interpersonales, estamos frente a lo que podría ser un trastorno ansioso.
La importancia de nuestros pensamientos, y cómo estos repercuten en nuestras emociones y conductas.
La mayoría de las personas tenemos una mente muy activa, con una capacidad impresionante de imaginación, generando miles de pensamientos por día, pensamientos que llegan tan rápidamente que no somos conscientes de todos ellos. Además, si estos pensamientos son negativos, vendrán acompañados de emociones negativas, de las que probablemente tampoco seremos conscientes.
Lo importante es tener claro que entre más persistente sea algún pensamiento, más nos embargará de la emoción lo acompaña.
Pero… ¿Qué es un pensamiento?
Un pensamiento es una representación de la realidad formada por conocimientos y experiencias previas. Por lo general, cuando experimentamos ansiedad, es por algo que ha ocurrido en el pasado, o por miedo a lo que ocurrirá en el futuro.
El budismo y las culturas orientales hacen mucho énfasis en el vivir “el aquí y el ahora” y transmiten la enseñanza de que “a través de la plena consciencia podemos aprender a vivir felices en el momento presente, en lugar de perdernos en el pasado o en la incertidumbre del futuro”, para lo que practican yoga, meditación y la contemplación.
Ciertamente, sufrimos más por lo que imaginamos que por lo que realmente sucede, y en una sociedad donde llevamos una carrera, donde todo es rápido, pocas veces tenemos momentos para ser conscientes de nuestros pensamientos y emociones, de respirar y conectar con nuestro cuerpo, con el momento presente, y volver a sentirnos seguros.
Uno de los problemas de lo mencionado anteriormente, es que toda esta información no procesada y esta forma de vida ha significado un deterioro en la salud mental de las personas, siendo cada vez más común encontrar personas que padecen de crisis de pánico.
Si te has identificado con esta información, te invito a que iniciemos un proceso para aprender a observar tus pensamientos y emociones, generar un relato más positivo, encontrando recursos personales en tu historia a través de la Terapia de Enfoque Narrativo.
