Te has preguntado ¿Por qué cuando te pasa algo no dejas de pensar en ello y cada tanto te haces preguntas sin respuestas? O ¿tus respuestas son aún peores que tu realidad?
Nuestro cerebro funciona de acuerdo a las experiencias que vivimos todos los días, las impresiones se van guardando en nuestro cerebro y esto hace que nuestras emociones se articulen con nuestros pensamientos generando depresiones, estrés, en otras palabras un caos emocional causado por nuestros pensamientos.
¿Cómo actúan nuestras emociones?
Actúan como influencias continuas en el proceso de desarrollo que generan éxito o fracaso de acuerdo en la percepción selectiva del pensamiento. Esto indica que es importante cambiar nuestra forma de pensar frente a las situaciones que vivimos a diario. Nuestro pensamiento ancla la sección que más fuerza tiene y este es el que actúa en todo cuerpo sumando tristezas, amarguras o pérdida al sentido de vivir o si es en un efecto positivo trae alegría, satisfacción y comodidad consigo mismo.
¿Por qué me siento enfermo?
Frecuentemente, se escucha que muchas personas acuden al médico por constantes dolores de cabeza, dolores musculares, pérdida de apetito, descontrol en el sueño, entre otras. Y los diagnósticos médicos no son precisos ya que no se encuentra nada en el cuerpo pero la persona necesita escuchar que sí está enfermo para sentirse mejor o justificar su emoción de tristeza en una enfermedad.
¿Qué debemos hacer frente a esto?
Cambiar la forma de asumir las dificultades, manejar nuestras emociones no es una tarea fácil pero es indispensable para mejorar no solo nuestra forma de ver el mundo sino también mejorar nuestro cuerpo físico. Pensar siempre en el problema es una suma de problemas sin resolver y esto trae a cambio un sentido de culpabilidad en todo lo que hacemos.
Nuestro cerebro es el órgano más obediente que tenemos en nuestro cuerpo, si pensamos en: “Mi vida es un fracaso” tu cerebro te dirá que sí, que eres un fracasado, si te dices “Todo me sale mal” tu cerebro te dirá. Sí, todo te sale mal, por tanto cuando pasamos por una situación relevante para nuestra vida pero no de forma positivamente esperada, le damos mucha importancia y nuestro cerebro que lo estamos programando para ello todos los días nos dirá que esto salió mal, y nos culpa por esto.
Claramente cambiar estas experiencias y reorganizarlas en muchas ocasiones no podemos hacerlo solos, necesitamos de alguien que nos ayude a cambiar nuestra forma de decirnos las cosas, ayudar a resolver en vez de reforzar lo negativo que en muchas ocasiones pensamos en el problema pero nos cuesta encontrar la solución.
Si realizamos una encuesta preguntando a las personas cuántos de sus problemas han solucionado, podemos encontrarnos que no solucionan que simplemente lo dejan pasar o se dan cuenta que esto que consideraba un problema no era tan grande como se percibía.
Los códigos mentales que se instauran en nuestros pensamientos son los que nos condenan a permanecer sumidos en una situación sin buscar soluciones prácticas para este problema que con el paso de los días nos damos cuenta que las soluciones estaban.
Los miedos, las inseguridades siempre nos acompañan cuando estamos pasando por alguna situación problema, pero generalmente nos ensañamos en el problema y no en la solución.
Te invito para que a partir de este momento no veas los problemas como una enorme bola de nieve, piensa en todas las soluciones posibles y actúa de inmediato.
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