Si algo está siendo complejo de sobrellevar durante esta cuarentena es la vida de las familias con hijos, especialmente cuando debemos compatibilizar el trabajo con las demandas de los niños, sus estudios y necesidades, a tiempo completo en casa.
En cuanto a los niños, las edades y etapas del desarrollo en que se encuentren serán determinantes a la hora de conciliar sus necesidades y el teletrabajo.
No es lo mismo trabajar en casa con un niño en edad preescolar que con un escolar o adolescente. También marcará la diferencia la cantidad de hijos en casa.
Y por último, pero no menos importante, la personalidad, el carácter, si presentan alguna condición especial y los desafíos socioemocionales. Son factores muy relevantes a considerar al tener que trabajar desde casa.
Si bien la modalidad on line ha permitido que muchos puedan continuar con la educación de sus hijos y acomodarse también a sus propios trabajos, se han gatillado nuevos desafíos relacionados con la desconexión del mundo exterior y la ausencia de todas las actividades que solían mantenernos ocupados.
Por el contrario, hoy nos vemos obligados a mirar hacia el interior de nuestras familias, reacomodando la forma de satisfacer las distintas necesidades que van apareciendo y optimizar los tiempos para responder a todo.
Probablemente, al cabo de varios intentos de reacomodación, muchos hogares logren encontrar su propia fórmula e identidad en cuarentena, y otras, menos afortunadas, no lo estén logrando, viendo cómo se desgastan los vínculos y aumentan los niveles de estrés.
No cabe duda de que algunas familias sufrirán más que otras, entendiendo que ciertas características actuarán como agentes protectores, entre éstas se encuentran: hábitos saludables, comunicación efectiva y flexibilidad.
Por otra parte, lo que se construyó en torno a la crianza, hábitos, normas y tipo de relaciones previo a la pandemia, sentará las base para salir victoriosos o fracasar en el intento.
Cabe mencionar que todos los niños y sus contextos son diferentes, por lo que a algunos les ha afectado más que a otros la serie de cambios abruptos que se gatillaron a partir de esta pandemia.
Entre estos cambios se encuentran: las restricciones en sus interacciones sociales, escuchar noticias catastróficas, no poder jugar con sus amigos, no asistir al colegio, entre otros.
Sus vidas se vieron alteradas y pueden sufrir al igual que los adultos, evidenciándose en algunos casos: síntomas de ansiedad, angustia, desmotivación escolar, trastornos del sueño y/o alimentación, baja adaptación a lo nuevo, entre otros.
Sin embargo, la evidencia muestra que el factor protector más significativo, se relaciona con habilidades concreta
s de los adultos o las figuras significativas, pudiendo ser el padre, la madre, una tía, abuelos o quien esté a cargo de sus cuidados la mayor parte del tiempo.
En este sentido, los adultos tenemos la misión de protegerlos y para lograrlo debemos estar conscientes de la importancia de mirar-nos, en función de la salud mental y bienestar de nuestros hijos.
En cuanto al teletrabajo y los niños en casa, aplica la misma fórmula, razón por la cual si estás en ese caso, te dejo algunos consejos.
5 consejos para conciliar el teletrabajo con los hijos y la vida en familia:
1.- Dedica tiempo de calidad a tus hijos:
Aunque suene difícil, si dentro de tus actividades diarias inviertes un tiempo de calidad con tus hijos verás como se va saciando en ellos la necesidad de amor, valoración y atención que naturalmente poseen.
Piensa en qué actividades les gustaría realizar junto a ti y gestiona el tiempo incorporando este ítem como una prioridad en las rutinas diarias. Considera que estarás realizando una real inversión.
¡Ten en cuenta que a veces con 20 minutos basta! Puedes ir variando las actividades a realizar para ampliar las opciones. Observa cómo te sientes ese día y cómo se siente tu hijo (a). En ocasiones, ¡sólo conversar o pasar tiempo juntos es una excelente idea!
Recuerda, es trascendental que disfrutes de la experiencia y que estés presente en cuerpo y alma.
2.- Identificación y regulación de tus propias emociones.
Uno de los retos más difíciles, pero por lejos de los más importantes. Los niños nos observan en todo momento, pero más aún cuando nos toca enfrentar
problemas (de lo más cotidiano a lo más grave).
La forma en que los adultos modulemos nuestras emociones y el cómo reaccionamos, repercutirá directamente en cómo nuestros hijos interpreten el mundo y así mismos.
Si tendemos a reaccionar rabiosos cuando algo no resulta como esperamos y constantemente estamos malhumorados, los niños se identificarán con ese modelo. En este sentido, observa cómo reaccionas cuando estás trabajando y las cosas no resultan según tus expectativas.
Revisa tus expectativas:
¿Qué esperas de tus hijos cuando estás trabajando desde casa? Si por el contrario, generalmente vemos el lado lleno más que el vacío, resolvemos los problemas o imprevistos con calma y reflexionando, nos conectamos con lo simple de la vida y disfrutamos…nuestros hijos básicamente respirarán ese mismo aire.
Sin embargo, si de impacto se trata, lo más determinante son las reacciones de los cuidadores en los momentos de estrés, incomodidad o desregulación de los niños, ya que en estas instancias es cuando la calidad del apego se pone a prueba, es decir, si frente a las demandas de los niños (especialmente si estamos en modo “trabajo”), como adulto somos capaces de identificar qué provoca en nosotros esta demanda y, unos segundos después, logramos regularnos, podremos atender, calmar, escuchar y contener.
De esta manera, las relaciones se construyen desde una base sólida y saludable. Los niños podrán crecer expresando lo que sienten, sin necesidad de guardar sus emociones o hacer un berrinche cada vez que necesiten atención.
¿La razón? Confiarán en los adultos a su cuidado, quienes suelen responder oportunamente y acorde a sus necesidades.
Al respecto, vale la pena comenzar un trabajo personal y ajustar las propias expectativas para ir desarrollando esta habilidad poco a poco, proceso en el cual, siempre puedes buscar apoyo e irás notando los maravillosos beneficios (tanto en tus hijos como en ti mismo (a).
Al mismo tiempo, no pretendas que el teletrabajo esté libre de imprevistos y/o necesidades de tus hijos, ya que a pesar de intentar prever o controlar que eso no ocurra, muchas veces serán impostergables y estará bien…recuerda que ¡no estamos en un contexto normal y la salud mental de tus hijos es primordial!
3.- Definición de las nuevas reglas y prioridades:
Con o sin pandemia las reglas del juego al interior del hogar son fundamentales, marcan el terreno y los limites, entregándonos orden, seguridad e identidad.
Con mayor razón, en un contexto donde estamos conviviendo todo el tiempo en casa, donde el cambio y la incertidumbre se hacen presentes, necesitamos adecuar las normas y definir cuáles serán las prioridades en este nuevo contexto.
En muchos casos, será una oportunidad para cuestionarnos y reflexionar al respecto:
- ¿Funcionamos realmente como un equipo, donde cada uno aporta en pro de los objetivos comunes?¿Las reglas que nos rigen reflejan nuestra esencia como padres en la crianza de nuestros hijos?
- ¿Tenemos delimitados los horarios para las distintas actividades del día?
- ¿Nos hemos preocupado de que las reglas y rutinas establecidas se cumplan?
Y al responder estas preguntas, seguramente surgirán ideas para mejorar.
Al trabajar desde la casa cuando hay niños, es vital desenvolverse en un ambiente ordenado, claro respecto a las normas, los horarios, rutinas y las funciones de cada integrante.
Puedes apoyarte con pizarras para hacer más amigable este proceso, facilitando visualmente lo que se quiere recordar (horarios, encargados, menú, etc.)
En muchos casos será necesario redistribuir los roles antiguos, las funciones de cada integrante, hacer turnos, definir planes B para distintas “eventualidades”, permitir relajo en algunas áreas y ser más estrictos en otras.
4.- Anticipación y organización:
El ser precavido y organizado en estos tiempos tiene un gran valor. Algunas ideas para simplificar la parentalidad y el trabajo: Conversa con tus hijos y explícales cómo deben acercarse, si así lo requieren, cuando estés trabajando.
Diseña un calendario familiar con tus actividades y las de tus hijos (as). Anota cada nuevo evento o responsabilidad que sea necesario recordar. De esta manera, evitarás olvidos y pasar más de un mal rato.
Organiza el ítem “comidas”, revisa la lista de alimentos que consumen habitualmente, tenla a mano y fija un día para hacer tus pedidos periódicamente. Dedica una tarde a la semana para cocinar diferentes preparaciones y así liberar tiempos valiosos.
Si sabes que tendrás una reunión importante de trabajo, considera la edad de tu hijo(a) y sus necesidades, piensa cómo puedes generar las mejores condiciones para que ambos puedan tener una experiencia satisfactoria.
Ajústate a sus necesidades, dependiendo de la edad, prepara el ambiente recopilando materiales necesarios para que pueda entretenerse según sus intereses o aprovechando el tiempo en algo pendiente (si es que es más grande).
Si van surgiendo cambios en la rutina establecida, prepara el camino, comunícalos a tiempo y extrapola tu mente hacia el futuro pensando en qué condiciones necesitarás y qué podrían necesitar tus hijos(as). Así, podrás evitar más de un problema.
5.- Hábitos de autocuidado y amor propio:
Sin duda uno de los hits para tener éxito en todos los desafíos que nos ponga la vida, entre ellos lograr trabajar con los niños en casa.
Si no incursionaste antes en ti mismo, ¡es hora de hacerlo! El autoconocimiento es básico a la hora de enfrentar desafíos y sentirnos en óptimas condiciones para hacerlo. Si no te conoces no podrás cuidar de ti …no sabrás qué necesitas y, en consecuencia, será difícil cuidar de tus hijos (as).
Antes mencioné lo importante de gestionar nuestras emociones para poder ayudar a nuestros hijos para que más adelante puedan lograrlo solos (si aún son pequeños), pero anterior a esto se encuentra el amor propio, la valoración por quien eres, la identificación de tus heridas y el trabajo de sanarlas.
Comprender tu propósito en esta vida y, por tanto, la necesidad de cuidar de ti y de quienes amas. Practica hábitos saludables: duerme las horas necesarias, realiza ejercicio, hidrátate lo suficiente, aliméntate sano, medita, respira, cultiva tus pensamientos y realiza algo que te guste por lo menos 3 veces por semana.
Todo esto influye en tu ánimo, en el control de la ansiedad y en la salud mental en general, por ende, también en tu actitud, en tus relaciones y en tu rendimiento en el trabajo.
Si no puedes solo (a), no dudes en buscar a un especialista que te ayude y oriente en ese camino.